El primer paso para cuidar tu cutis es conocerlo en profundidad. Y es que a todo el mundo le gustaría presumir de piel suave, luminosa y tersa, pero el camino para llegar hasta este objetivo varía en función de los tipos de piel.
Ahora bien… ¿sabrías decirnos qué tipos de pieles existen? Muchos se preguntan: «¿qué tipo de piel tengo?» Si no tienes la respuesta clara ¡estás en el lugar correcto! En el artículo de hoy analizaremos las clases de piel más comunes y os propondremos varios tipos de tratamiento facial ideales para que tu piel esté sana, bonita y perfecta siempre. ¡Empezamos!
¿Cuántos tipos de piel hay? ¿Qué tipo de piel tengo?
Para poder darle a nuestro rostro y a nuestro cutis el cuidado que necesita, debemos identificar qué tipo de piel es la nuestra. ¿Cuántos tipos de piel hay? Existen cinco clases básicas: la normal, la seca, la grasa, la mixta y la sensible. Cada una posee unas cualidades que la hacen fácilmente reconocible y que os contamos a continuación. Veamos los tipos de piel y sus características.
Veamos todo tipo de pieles: características de piel normal
Es aquella que tiene el equilibrio perfecto, ni muy grasa, ni muy seca. Es decir, la hidratación y la grasa están en armonía, dando lugar a las características de piel normal: una piel suave, elástica, sin apenas impurezas, con los poros pequeños y un color homogéneo.
Aunque este sea el tipo de piel “ideal”, también necesita cuidados. Por ejemplo, es recomendable realizarse un tratamiento de peeling una vez al año para estimular la piel y favorecer la regeneración celular. También, los tratamientos con vitaminas son una opción perfecta para darle un extra de luminosidad e hidratación a la piel normal.
Diferentes tipos de piel facial: la piel seca
Cuando notamos que nuestra piel está más áspera de lo normal, parece apagada e incluso se irrita con facilidad, estamos ante una piel seca. Esta clase de cutis no retiene la humedad adecuadamente y esa carencia de hidratación hace que sea menos elástica, más tirante y en ocasiones, pueden aparecer hasta manchas o rojeces.
La mesoterapia facial es ideal para aquellas personas con cutis seco. Esta técnica facial hidrata en profundidad, nutre y estira la piel, le da un aspecto terso y luminoso a la tez y evita la aparición de flacidez, muy importante para este tipo de piel más propensa a la aparición de arrugas.
Más clases de piel: la piel grasa
La piel grasa se caracteriza por generar más sebo del necesario. Es uno de los diferentes tipos de piel más fáciles de identificar ya que, como consecuencia de esa producción excesiva de sebo, la piel está muy brillante, tiene los poros grandes y visibles y presenta de forma usual acné, espinillas y puntos negros.
Para las pieles grasas son fenomenales los beneficios del peeling facial con ácido retinoico, que actúa contra la glándula sebácea y el peeling con ácido salicílico, que acelera el cambio celular y ayuda a eliminar las marcas de acné.
Otros tipos de cutis: la piel mixta
La piel mixta, una de las más comunes, se caracteriza por la combinación en el rostro de varios tipos de piel (grasa, normal y seca). Normalmente, las personas con estos tipos de piel facial tienen la zona de la frente, la barbilla y la nariz más grasa, mientras que las mejillas presentan un cutis entre normal y seco, dependiendo de cada persona.
Una buena opción para estos casos de piel mixta es la combinación de varios tratamientos, como mesoterapia facial y peeling.
Piel sensible, otro ejemplo de tipos de piel del rostro
De los tipos de cutis este es el más delicado a los factores externos. La contaminación, los rayos del sol ultravioletas, las temperaturas extremas o el estrés hacen que la piel sufra más de lo normal, provocando tirantez, picor o rojeces.
Normalmente, las personas que sufren dolencias dermatológicas como la cuperosis, la dermatitis o la piel rosácea suelen tener la piel sensible, también llamada piel reactiva. Por suerte, también hay tratamientos diseñados para acabar con estos problemas, como el tratamiento con láser para tratar la cuperosis y disminuir el enrojecimiento que ofrece Clínica Menorca.
¡A tener en cuenta! Los tipos de pieles también cambian
Aunque los tipos de piel del rostro vienen definidos por nuestra genética, ésta también evoluciona y cambia a lo largo de la vida. Puede que los cambios se deban a factores internos, como la edad, el estrés, la alimentación o los cambios hormonales, o que estén provocados por factores externos, ya sea por la contaminación, la exposición a temperaturas extremas o el sol.
Por lo tanto, la piel no es un elemento inalterable, sino que se transforma y nosotros debemos estar al tanto de esos cambios para adaptarnos a sus cuidados y las nuevas necesidades que requiera.
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