Mantener una piel saludable es una tarea que debe ocuparnos todo el año. Sin embargo, es en la época estival cuando el cutis sufre más; estamos más tiempo expuestos al sol y sus rayos tienen una mayor incidencia que en otras estaciones. De ahí radica la importancia de prestar un especial cuidado para tener una piel saludable en verano. Para ello, hay una serie de consejos que pueden ayudarnos a protegerla para que podamos disfrutar de la estación sin preocupaciones.
La importancia de cuidar la salud de tu piel
La piel es la barrera protectora del organismo ante múltiples agentes y agresiones externas, como la radiación ultravioleta, los cambios de temperatura y los diversos microorganismos que pueden ser perjudiciales. Es por ello por lo que una piel saludable no solo es sinónimo de belleza, sino también de bienestar y salud. Si se descuida su función de defensa puede verse comprometida, algo que además puede dar lugar a su envejecimiento prematuro.
Por otro lado, las necesidades de la piel van cambiando a lo largo de los años y también dependiendo de las características de las estaciones. Cuestiones como las temperaturas, el clima o la exposición al sol requerirán atenciones particulares para conservar su salud. Adquirir hábitos saludables, así como rutinas de cuidado diario se convierte, entonces, en una inversión a largo plazo con la que preservar la funcionalidad y el estado de la piel.
Cómo mantener una piel saludable durante el verano
El verano es una época exigente para nuestra dermis; el tiempo que se pasa en el exterior es mayor, a lo que se le añaden los baños en la playa o en la piscina, las quemaduras, etc. Por eso es por lo que es crucial tener en cuenta una serie de consejos para mantener en todo momento una piel saludable.
Protección solar diaria
La protección solar no es cosa solo del verano, aunque durante los meses en los que dura se vuelve aún más importante. Su aplicación debe ser diaria, cubriendo de manera adecuada la superficie de la piel que va a estar expuesta, como el rostro, el cuello, las manos y brazos, y debe aplicarse cada dos horas para garantizar la protección.
Además, se debe elegir una protección alta y que sea de amplio espectro. De esta forma conseguiremos resguardar la piel de los efectos negativos del sol, los cuales son negativos tanto a corto como a largo plazo. Más allá de la quemadura ocasional, con el tiempo, pueden aparecer manchas, signos de fotoenvejecimiento y líneas de expresión. Por ello, conviene cuidarla en el día a día, comenzando con una buena crema de protección solar.
Hidratación constante
Una piel hidratada contribuirá a preservar la barrera cutánea y a evitar la sequedad, las irritaciones e infecciones. Asimismo, ayudará a prevenir el envejecimiento cutáneo y a mantener su salud. Para ello, puedes aplicar cremas hidratantes atendiendo a las necesidades específicas de la dermis y también a la edad, ya que las exigencias cambian conforme cumplimos años.
También hidratamos al aplicar productos en la dermis que generalmente se componen de acido hialurónico reticulados y no reticulados asociados o no a otras moléculas como puede ser el glicerol. Este tratamiento solo puede ser realizado por médicos expertos.
Por otro lado, no hay que olvidar la hidratación interior. Recuerda beber suficiente agua a lo largo del día para mantener la hidratación en el organismo y en la piel. Ten en cuenta que, en verano, con las altas temperaturas se pierde más agua de la habitual, por lo que conviene reponerla.
Alimentación equilibrada
Como hemos visto, la piel no solo se cuida desde el exterior, sino que también es fundamental hacerlo desde dentro. Y ahí cobra vital importancia la alimentación. El consumo de alimentos frescos, ricos en vitaminas, antioxidantes y minerales, como puede ser a través de frutas y verduras, contribuye a la prevención de la degeneración celular, al fortalecimiento de la barrera cutánea y ayuda a que la dermis pueda cumplir con su función protectora.
Exfoliación y limpieza
Una buena rutina de limpieza es esencial para eliminar la suciedad, el sudor y los restos de protector solar y otros cosméticos que se hayan podido acumular durante el día. Es aconsejable lavarse la cara tanto antes de dormir como al levantarse, con el objetivo de mantener la piel libre de impurezas y evitar que los poros se obstruyan. Busca productos acordes a tu tipo de piel, sin perfumes y que no sean abrasivos para evitar dañarla.
Por último, presta atención a la dermis. Sus necesidades cambian a lo largo del año y de la vida, por lo que hay que ir adaptándose a lo que requiere para mantener una piel saludable en todo momento. Recuerda que también puedes consultar a especialistas, como los de Clínica Menorca, para obtener pautas y tratamientos personalizados con los cuidar tu piel a largo plazo.