El contouring y aumento de pómulos son dos procedimientos distintos pero que comparten ciertas similitudes dentro del ámbito de la cirugía y la medicina estética. Ambos se enfocan en potenciar puntos estratégicos del rostro y en redefinir los volúmenes para armonizar los rasgos faciales, pero existen diferencias y diversas aplicaciones según sea la estructura facial y los resultados que se quieran obtener. Por ejemplo, el contouring facilita abordar las proporciones de la cara desde un enfoque más global. En este post vamos a descubrir en qué consiste cada técnica y sus múltiples usos.
¿Qué es el contouring facial?
Seguro que el contouring te resulta familiar gracias a su auge en el mundo del maquillaje. Mediante el juego con distintos tonos de cosméticos, se definen luces y sombras que realzan o difuminan formas y estructuras del rostro. Pues en la medicina estética existe una técnica cuya finalidad es similar, pero que, además, destaca por su durabilidad.
El contouring facial médico-estético está destinado tanto para aquellas personas que han perdido volumen en la zona de la cara, como para las que desean potenciar ciertas áreas y equilibrar contornos y líneas. ¿Cómo se realiza? A través de infiltraciones de relleno, en este caso de ácido hialurónico, en las regiones previamente estudiadas y marcadas para conseguir los resultados deseados.
¿En qué consiste el aumento de pómulos?
Los pómulos son una de las áreas que más peso tienen en el rostro porque ayudan a definir la estructura y las líneas faciales. Aunque no lo parezca, su proyección influye en la apariencia general de la cara. Un hueso malar plano, o poco prominente, puede llegar a crear un aspecto más cansado o triste. El contouring y aumento pómulos tratan de ponerle remedio a esta cuestión devolviendo el relieve a la estructura facial. En el caso del segundo procedimiento que mencionamos, el abordaje se centra en la construcción de volumen en el tercio medio facial mediante una cirugía llamada malaroplastia.
La malaroplastia es una técnica quirúrgica permanente que se realiza con la implantación de una prótesis que se ancla al hueso del paciente para evitar que se mueva. La incisión se realiza en el interior de la boca, por lo que no quedan cicatrices visibles. Sin embargo, ponerse pómulos es algo que puede hacerse de manera menos agresiva, con productos de rellenos, como el ácido hialurónico. Al igual que en el contouring, se practican infiltraciones de este elemento con el objetivo de generar tridimensionalidad en el rostro.
Otra opción es usar la propia grasa del paciente mediante lipotransferencia. Para ello, se extrae con microcánulas de zonas como la abdominal o los muslos y, tras someterla a un proceso de filtrado, se introduce en los pómulos.
Diferencias técnicas entre el contouring y el aumento de pómulos
Como hemos dicho, estos dos procedimientos sirven para dar proporción, equilibrar y armonizar los rasgos del rostro. Sin embargo, al tratarse de dos técnicas distintas, hay diversos factores que las diferencian y que hacen que una sea más idónea para según qué casos. Vamos a ver las principales claves para entenderlo.
- La durabilidad: dependiendo del relleno que se utilice, los resultados del tratamiento serán más o menos permanentes. Por ejemplo, el ácido hialurónico, usado en contouring y aumento pómulos, es un elemento reabsorbible. Se trata de una sustancia que está presente de manera natural en el organismo, por lo que su duración será limitada. Según la persona, puede extenderse hasta el año. Por otro lado, el relleno de grasa que se destina al aumento de pómulos tiene efectos más prolongados, aunque también existe cierta probabilidad de que sea reabsorbida por el cuerpo. Por último, las prótesis empleadas en la malaroplastia ofrecen resultados permanentes. En ocasiones, antes de someterse a la cirugía, se puede usar ácido hialurónico para crear el mismo efecto con el fin de que el paciente se acostumbre y pruebe antes de tomar una decisión definitiva.
- Las zonas que se tratan: el contouring facial es una técnica más global que el aumento de pómulos, porque trata de redensificar y equilibrar el rostro en su conjunto. Con ella se suelen potenciar zonas como los pómulos, el mentón, el óvalo mandibular y también se realza la mirada. Todo dependerá de las proporciones y la estructura de la persona. En cambio, la cirugía de pómulos solo se centra en esta zona, eso sí, teniendo en cuenta el resto de los elementos que componen la cara. El objetivo es armonizar los rasgos generando un mayor volumen en el área del hueso malar.
- Los resultados: de nuevo, según el relleno elegido los efectos serán unos u otros. Por ejemplo, el contouring, al remodelar los contornos faciales, crea un efecto lifting sin cirugía porque devuelve la tersura a los tejidos. Además, con el ácido hialurónico se consigue recuperar la luminosidad de la piel al mismo tiempo que se trata la flacidez. Con el aumento de pómulos también se logra un efecto rejuvenecedor en el rostro, pero también en la mirada.
Si quieres asesorarte sobre estos procedimientos, consulta a los profesionales de Clínica Menorca. El equipo de especialistas estudiará tu caso para ofrecerte la mejor solución personalizada.