Aunque pueda parecer que una cicatriz nos va a acompañar toda la vida, lo cierto es que los avances en la medicina estética ofrecen opciones para hacerlas desaparecer y para que podamos, así, olvidarnos de ellas. Bien sean marcas provocadas por intervenciones quirúrgicas, como las cicatrices periareolares, o bien las sufridas tras algún tipo de percance, la micropigmentación paramédica es una solución para disimularlas y que no sigan destacando sobre nuestro cuerpo. A continuación, vamos a ver en qué consiste este método y sus diferentes aplicaciones.
Micropigmentación paramédica y oncológica, ¿qué es?
Primero, vamos a detenernos en la micropigmentación, una técnica que habitualmente se le conoce como maquillaje permanente. Tiene diversas utilidades en el campo de la estética para corregir elementos faciales con el objetivo de reparar o potenciar rasgos. Para ello, se introducen pigmentos en la capa superficial de la piel para trabajar con la coloración de una manera similar a como se hace con los tatuajes. Así, se puede densificar el vello de las cejas, dar color a los labios o corregir cicatrices. Es en esta última aplicación donde entra la micropigmentación paramédica.
Este tipo de práctica se centra en retocar el color de las marcas que pueda haber sobre la piel para hacerla coincidir con la del resto. De esta forma, se disimulan aquellas que haya podido dejar una operación, pero también es posible reconstruir elementos como la areola del pezón tras haberse sometido a una mastectomía.
Tipos y aplicaciones de la micropigmentación paramédica
La utilidad de esta técnica es muy variada. Su fin es reparar, disimular y reconstruir ciertas imperfecciones que quedan de manera permanente sobre la piel, por lo que el abanico de posibilidades es muy amplio. Para que puedas hacerte una idea, vamos a ver algunas de sus aplicaciones más comunes.
- En cicatrices que han quedado tras algún incidente o después de una cirugía, se busca igualar el color de la marca con la del resto de la piel. Para ello, la herida debe de haber curado por completo y la cicatriz debe tener un tono estable y definitivo, algo que suele suceder tras los 6 y 12 meses.
- La micropigmentación paramédica y oncológica también se emplea en la reconstrucción de pezones y areolas después de someterse a una mastectomía. En estos casos se diseña cada uno de los elementos para recrear la textura, el color y las dimensiones. También se pueden corregir asimetrías que puedan existir en esta zona.
- Debido a una depilación excesiva o a los ciclos de quimio y radioterapia, el vello de las cejas puede perder densidad o incluso desaparecer. Sin embargo, mediante la introducción de pigmentos es posible repoblar el pelo y obtener resultados muy naturales, ya que se tienen en cuenta las tonalidades que armonizan con el color de piel y pelo. También se puede crear la línea de las pestañas para aparentar un mayor volumen y potenciar la mirada.
- Similar al anterior, la micropigmentación también sirve para imitar el crecimiento del pelo en aquellas personas que tengan poca densidad capilar o alopecia. Se consigue recubriendo aquellas zonas que sean necesarias del cuero cabelludo para simular la presencia de los folículos pilosos.
- El vitíligo es una afección de la piel que provoca que algunas áreas de esta pierdan su color. En consecuencia, crea manchas blanquecinas de la dermis que contrastan con la tonalidad del resto de cuerpo. Para quienes tienen zonas muy definidas de decoloración, la micropigmentación paramédica puede suponer una solución, ya que se trabaja para igualarlas.
Las ventajas de la micropigmentación paramédica
Los beneficios que le puede aportar la micropigmentación paramédica al paciente son múltiples. El más evidente es el psicológico. Una cicatriz asociada a un proceso doloroso supone un constante recordatorio que puede corregirse de manera muy satisfactoria. Igualmente, para quienes han padecido una mastectomía, la reconstrucción de la areola puede significar el cierre de un período de varios años de enfermedad, lo que ayuda a mitigar las secuelas emocionales.
La micropigmentación paramédica es una técnica semipermanente, lo que significa que el cuerpo acaba reabsorbiendo los pigmentos. Suele durar en torno a los tres años, siempre dependiendo de la persona. Esto que puede parecer a simple vista una desventaja, permite retocar la coloración para abordar los diferentes cambios que padece la piel y el cuerpo en el tiempo. Así, se logra que los resultados sigan siendo naturales.
La clave de este método es elegir a profesionales especializados y con experiencia. En nuestra clínica estética en Madrid tienes a tu disposición a un equipo que trabajará para encontrar las mejores soluciones según tu caso particular.