Las varices son una preocupación común, aunque no todas son iguales ni tienen las mismas implicaciones para la salud. Entre los diferentes tipos, las varices reticulares son un problema frecuente que puede afectar negativamente tanto en la apariencia como en el bienestar de quienes las padecen. Si es algo que te preocupa, a continuación, vamos a aprender a diferenciarlas, además de conocer los tratamientos para las varices reticulares.
¿Qué son las varices reticulares?
Este tipo de venas dilatadas suelen ser de un color azulado o verdoso y se sitúan bajo la superficie de la piel a cierta profundidad. A diferencia de las varicosas, estas no suelen sobresalir, por lo que no crean un relieve en la dermis. Suelen tener un tamaño de entre 2 y 4 milímetros y tienen una apariencia ramificada, como las ramas de un árbol. A menudo se las confunde con las arañas vasculares o telangiectasias, pero estas son más pequeñas y de menor diámetro que las reticulares.
Por lo general, no representan un riesgo para la salud, pero sí pueden generar molestias y resultar antiestéticas. Y aunque pueden aparecer en cualquier parte del cuerpo, suelen ser más frecuentes en las piernas, los muslos y los tobillos. Como todas las varices, suelen ser un indicativo de problemas circulatorios y pueden ir acompañadas de ciertos síntomas como pesadez en las piernas, hinchazón o picor.
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En la actualidad existen múltiples métodos para eliminar varices de manera eficaz los diferentes tipos de varices, incluidas las reticulares. Entre ellos, el láser vascular es una opción con la que se obtienen muy buenos resultados de manera ambulatoria y sin molestias para el paciente. Esta tecnología se emplea en las varices de menor calibre y logra eliminar los vasos sanguíneos dañados sin dañar los tejidos que los rodean. La luz del láser es absorbida por la hemoglobina de manera selectiva, generando calor y, en consecuencia, coagulando las pequeñas venas. Tras el tratamiento, estas van desapareciendo hasta no ser perceptibles.
Otra técnica es la microespuma, una forma versátil apta tanto para varices reticulares como otras más grandes. El procedimiento consiste en la aplicación de una sustancia esclerosante en la vena a eliminar, lo que desencadena un proceso de degeneración de esta hasta que desaparece. Los resultados, al igual que ocurre con el láser vascular, son definitivos y las venas dañadas se eliminan para siempre.
¿Por qué aparecen las varices reticulares?
Las varices reticulares son el resultado de la degeneración de las venas. Con el paso del tiempo, se van dilatando y sus válvulas comienzan a fallar, dificultando el retorno venoso y provocando que la sangre se acumule en lugar de fluir correctamente. Las causas de su aparición pueden ser diversas, pero entre las principales se encuentran los factores genéticos, los cambios hormonales producidos, por ejemplo, durante el embarazo o con tratamientos anticonceptivos hormonales; permanecer sentado o de pie durante mucho tiempo, o el uso de ropa muy ajustada o tacones.
A la hora de evitarlas, y aunque la genética es un factor importante en su aparición, hay una serie de medidas que pueden ayudar. Por ejemplo, el ejercicio regular, elevar las piernas para reducir su hinchazón y favorecer el retorno venoso o usar prendas de compresión, son cosas que pueden prevenir que aparezcan o incluso pueden favorecer el alivio de los síntomas de las que se tienen.
El tratamiento para las varices reticulares depende siempre de la valoración del especialista médico. Mediante una exploración se evalúan los vasos sanguíneos para decidir el mejor abordaje para eliminarlas. De esta forma, además, también se descartan otros problemas relacionados con la circulación. En Clínica Menorca cuentas con un equipo de profesionales que te asesorarán en todo momento, así que no dudes en consultarles sin compromiso.
